domingo, 30 de noviembre de 2008

Uno dice "no hay tal crisis" mientras tira unos platos al piso. Uno dice "no hay tal crisis" y se ríe con su mejor cara de bólida. Uno dice "no hay tal crisis" y saca un turno en la peluquería. "No hay tal crisis" y te pones kilos de tapa ojeras. Una vez que aceptas que la crisis es tal crisis, estas preparado, ya podes negar la crisis. Uno dice "no hay tal crisis" y rompe lo que tiene a mano. Uno dice "no hay tal crisis" y hace step como loca. Uno pone su mejor cara de bólida y dice "no hay tal crisis". Pero tarde o temprano, llega el día donde la crisis tiene la evidencia de una estría ahí que no queda otra hay que aceptarla. Se puede negar la crisis un día, un mes, un año, pero llega ese día en que la crisis te explota en la cara. Atravesar la crisis es como pasar el pelo por agua oxigenada: te aclara el problema de raíz. Cuando llega la crisis uno cree que es el final, que se termina todo, pero en realidad ahí empieza todo. Atravesar una crisis es como pasar por un buen cirujano plástico: sos la misma pero distinta. Dan miedo las crisis. Uno le teme a lo desconocido, casi como a un mal peluquero. En chino, en japonés, en coreano, en tailandés... bueno, en algún idioma oriental crisis significa oportunidad. Las crisis son como los años, te sorprenden y no te queda otra, hay que decidirse a llevarlos. Las crisis son un viaje de ida pero también pueden ser un viaje de vuelta.

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